miércoles, febrero 18, 2009

No todas las niñas sueñan con tener una muñeca

Amanda sabia desde pequeña lo que era la soledad, aprendió a vestirse por si sola a sus cuatro años, aprendió a ser responsable de sus tareas desde muy pequeña, a sus nueve años cuidaba de su hermanita de un año de edad y en cuanto su madre vio que ya podía alcanzar el tallador y la estufa, la hizo lavar la ropa y cocinar para así ella poder salir a trabajar, Amanda aprendió a vivir en un mundo de carencias, donde la comida a la mesa era solo un plato de sopa, donde un cuarto pequeño era toda la vivienda, donde la ropa remendaba no se desperdiciaba pues seguía siendo útil para sus hermanas, Amanda veía por la ventana todo lo que en la calle brillaba y comenzó a añorar tantas cosas, como se añoran los sueños que no se pueden alcanzar, era su ilusión tener zapatos de tacon y un vestido de princesa.

Cuando tomó un libro y aprendió a leer se dio cuenta del vasto mundo que existía en el exterior de su barrio, vio sus zapatos maltratados y vio a su hermana y decidió soñar, soñar en que podía llegar a ser alguien más, no era soberbia, solo era una ambición que se extendía mas allá de toda miseria

Amanda era hermosa, con una figura esbelta, una elegancia natural, con una sensualidad de niña-mujer, siempre había dicho que ella quería algo mas en la vida, que jamás se conformaría con vivir en la pobreza, llegaría a ser tan rica, que jamás volvería a vivir en la miseria, a sus diecisiete años logro conseguir un trabajo de edecán y en cuanto se presento la ocasión logro exigir solo trabajos donde el evento fuera en algún hotel de lujo, en el hipódromo, en la serie cart, donde pudiera conocer gente con dinero, gente poderosa, así fue como su circulo de amigos fue haciéndose, fue perdiendo la inocencia y poco a poco logro colarse en las mejores fiestas del jet set, donde productores, actores, cineastas, artistas, diseñadores estaban ahí, así fue como lo conoció a el, era un hombre adulto, pero a Amanda no le interesaba, era un hombre vulgar y grotesco, pero ha Amanda no le importaba, era un hombre cocainómano, pero a Amanda eso no le daba importancia, porque ella solo quería escalar, solo quería disfrutar con lo que soñaba y así fue como poco después la vi en una revista de Jet Set, en el yate de un señor de mayor edad.

Amanda vuelve al barrio una vez al año, llega en un carro ultimo modelo, vestida de ropa de marca y zapatos de suela fina, con joyas y pieles que su amigo le regala, su madre no se resigna a vivir de la caridad que su hija le da, sin embargo aprecia lo que la comodidad le brinda, seguridad y estudio para sus hijas, como le hubiera gustado que su hija hubiera soñado con una muñeca y no con un mundo lleno de falsedad y ropa fina.

A veces parece cuento de cenicienta, pero no es así, es la vida real de una joven que un día decidió no conformarse con ser pobre y tuvo tenacidad, tal vez alguien no apruebe su forma de vivir, pero por lo menos ella vive por lo que ella cree y consiguió lo que para ella era importante y espero que sea feliz.

0 comentarios: