Este caso me llama mucho la atención porque empieza a tornarse cada vez más común. Normalmente ocurre en parejas jóvenes cuando llegan los hijos. Simplemente ellos no pueden con la responsabilidad de ser padres. Nunca acaban de asumir su paternidad. Esta falta de responsabilidad puede ser económica, al no poder con los gastos y la estabilidad que requiere criar a un pequeño; otras veces es de tipo físico como cuando se sumergen en el trabajo como los alcohólicos en la bebida para evadir responsabilidades, o moral, cuando simplemente no participan en la vida de sus pequeños, no forman parte de su desarrollo diario, no se involucran más allá de proveer dinero y si acaso algunos cuidados básicos, cuando no establecen una conexión profunda y verdadera con ellos. En estos hombres, la llegada del o los hijos es una crisis que no saben manejar o no les interesa y prefieren cortar por lo sano, alejándose emocionalmente o de plano, divorciándose. Muchos rompimientos de matrimonios tienen su origen en la paternidad.
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