La naturaleza

Iba yo caminando tranquilamente, tan contenta como siempre, sin hacer daño a ninguna criatura de Dios, era una hermosa mañana de domingo con una temperatura agradable, a lo lejos los pajarillos se escuchaban trinar, poco a poco la colonia iba despertando, el tendero barriendo su calle para empezar a atender a los primeros clientes, en algunas casas la vendimia de comidas típicas de domingo, barbacoa, menudo, taquitos, a tres cuadras el mercado rodante o en algunos lugares mejor conocido como tianguis, en esa caminata de domingo te envuelve el folclor de nuestra ciudad, el escuchar el canto del verdulero "pasele, pasele, marchanta, que va a llevar", el deleitarte la vista con los colores de las flores que estan a la venta, encontrar a tu paso el puesto de las señoras que venden tortillas de harina caseras, el dulce olor de las gorditas de azúcar con mermelada, la fruta preparada con granola y miel, los taquitos de guisados, el puesto de licuados, cuando de pronto siento una suave brisa y después …

zaz.. #$&!#% me acorde de muchas palabra e hice lo impensable maldije, si maldije, maldije el viento, maldije el sol, maldije el mercadito.com, maldije mi idea de caminar una mañana de domingo y ya solo logre gritar, me pica, me pica, me pica… mi hermana reacciona rápidamente me da un manazo y ahí estaba la prueba de mi sufrimiento … el aguijón de una maldita abeja, si maldita, la maldije a la miserable, que daño le hice, ni siquiera la había visto, no había revoloteado a mi alrededor, simplemente le viento la hizo chocar contra mi y como las abejas se cargan un genio de los mil demonios, se enfado, se enfado tanto que me atacó a mi, a una criatura maravillosa del Señor que no le hace daño a nadie, mi hermana rápidamente me quito el aguijón, sin embargo el dolor era fuerte, muy fuerte, nunca había sufrido de un piquete de abeja, pero como duele en serio, es un ardor tremendo, ya no me pudo extraer el veneno, asi que tuve que esperar unas horas para que empezara a diluirse, ayer traje mi bracito adolorido, un poco inflamado, se me hizo una especie de ámpula y pese a la pomada para piquetes de insectos no dejo de arder un poco el brazo, hoy ya solo me queda una marca, así es, una marca de una batalla de la naturaleza contra sus depredadores, el ser humano.