Cronica de un martes

Hoy fue un día difícil, por el exceso de trabajo no tuve oportunidad de comer a tiempo.

Algunas veces no puedo distinguir si mi labor es asistir o apagar fuegos, esos días es cuando la presión llega a mi cerebro, me gusta mi trabajo y los retos, pero es algo inconciente el manejar el stress, no lo noto hasta que el dolor de cabeza se hace insoportable.

En esta ocasión el dolor no cesaba, temblando y a punto de vomitar llegue a la farmacia, el medicamento sidolil es ahora controlado, así que mierda, ya me jodi, pero no sin antes de mentarle la madre a la dependienta - bueno mentalmente - porque aunado a que se tardo mas de 10 minutos en ubicarlo y después para terminar con la batida de baba me dice: ”ahh que pena, es controlado, no se lo puedo vender sin receta médica”, díganme si no era para mentársela, se que puedo ir al medico y con la módica cantidad de $30 pesos consigo la receta, pero en ese momento no puedo dar un paso mas, sigo temblando y solo le pido unas pastillas de ketorolaco, llego a casa, corro al baño y termino devolviendo lo poco que había cenado, lavo mis dientes, trago saliva y siento la acidez quemar mi garganta, con pasos lentos subo las escaleras, cada paso hace retumbar la presión en la cabeza, el dolor hace correr mis lagrimas inconcientemente, paso frente al espejo que se encuentra ubicado en el descanso de las escaleras, veo mi rostro y mis ojos hinchados, digna de una fotografía del momento mas patético de mi existencia, han sido muchos momentos patéticos, pero ese momento me parece crucial al verme en el espejo y notar las huellas en mi rostro de una migraña, por fin llego a la recamara, cierro las cortinas, trago la pastilla sin tomar un poco de agua y cierro los ojos, quedo tendida sobre la cama y poco a poco en forma de ovillo en posición fetal.. tic,tac.. 5 minutos el dolor no cesa …. tic, tac… 10 minutos la cabeza va a explotar, 20 minutos ya no se de mi, pierdo la conciencia, después un silencio total.

Abro mis ojos, poco a poco vuelvo a sentir que despierta mi cerebro, enfoco mi mirada y se que estoy en mi recamara, escucho los ruidos a mi alrededor, los niños juegan en la sala, el mundo es maravilloso, todo vuelve a la normalidad, me siento bien, me siento viva, vuelvo a funcionar, sin mas continuo mi ritmo y vuelvo a sonreír, todo queda como un episodio triste y mi mente queda cubierta por una bruma, mi cuerpo se siente agotado, como si hubiera corrido un maratón, aun así no ceso, continuo mi ritmo y la rutina del día, le insisto al peque para que se meta a bañar, sin darme tiempo de nada en la puerta del baño tira la ropa rápidamente y entra corriendo, me dice mami lo siento, se cayo un calcetín y observo como ese calcetín enrollado como una pequeña pelota va bajando los escalones hasta quedar en el descanso, frente al espejo y una repisa de mármol, así que sin mas voy en busca del calcetín pelota, cuando al tomarlo y erguirme mi cabeza va a dar contra la repisa, tal vez si hubiera sido caricatura tal vez, los pajaritos hubieran dado vuelta alrededor de mi cabeza.

Así que no se si pensar si eso me sucede por la mala suerte o por pendeja.