Aprendiendo a contar hasta 10

Después de adquirir mis sagrados alimentos en el Kenfuchi, KFC al peque se le ocurre ir al baño, tardando horrores por fin salimos, me dirijo a mi mesa y cual es mi sorpresa, la comida ha desaparecido, lo único que puedo pensar es:



1.- Llegó el Coco y se comió mi comida
2.- La botarga tenía hambre
3.- El personal de limpieza es muy eficiente.

Así es amigos, limpiaron mi mesa con todo y mi refresco, el refresco del peque y su cajita con pollo, a punto de convertirme en Hulk, le pregunto a la persona del aseo y si, había limpiado la mesa, la cajita con pollo la había dejado a un lado en una barrita y es todo lo que se salvó y mi refresco?, mis cuatro papas fritas que quedaban?, el puré del peque?, para eso ya mi paciencia se había agotado -como tengo mucha, aja - pero como lo menos que me gusta es hacer un escándalo delante del peque (por aquello de que todo aprenden) me tuve que tranquilizar, la señorita se disculpó y le trajo al peque otro puré y un refresco, mientras yo seguía que la sangre me hervía y siento que mi cabeza sufre un cambio de temperatura bárbara, le digo al peque: "Ya vámonos, ya estoy enojada", con la madurez de un niño de 6 años, me mira muy tranquilo y me dice solemnemente: "Si sigues enojada, no nos vamos"

Esa nueva modalidad de que los patos, le tiren a las escopetas, no deja nada bueno.