martes, diciembre 23, 2008

Doña Licha y Don Gaspar


Doña Licha una mujer como tantas en esta vida, a sus 50 años era una mujer guapa, con un buen porte, de origen humilde, una tez blanca de nobles rasgos europeos tenia un dulce rostro y un buen cuerpo, se habia casado a sus 18 años y criaba una familia de cinco pequeñas, tenia una gran casa de gran construcción, en una colonia de clase media, un marido amoroso que la cuidaba en cualquier momento, al llegar de su trabajo Don Gaspar siempre veía a su hermosa mujer con ojos de amor, la mimaba, la cuidaba, si un vaso de agua se le ofrecía, el le decía, no te levantes amor, yo te lo llevo al sillón, Doña Licha no iba a la tienda de la esquina, ya que cuando Don Gaspar llegaba el iba por todo aquello que faltara en casa, asi su Licha siempre estaría descansada. Doña Licha en sus años mozos había sido una gran belleza, con una exquisita cintura de 58 cms, un hermoso cuerpo curvilineo, un rostro que hasta Maria Félix hubiera envidiado por su lozanía, unos grandes ojos negros, Don Gaspar se sentía soñado pues de joven cuando la pretendía nunca pensó que su corazón pudiera ganar, sin embargo con el tiempo ella acepto su propuesta de matrimonio y muy feliz era a su lado, adoraba verla en la mañana y llegar cansado de una larga jornada y saber que ahí estaba su Licha esperándolo, constante y única para el.

Doña Licha en cambio seguía viéndose en el espejo y se decía para sus adentros, porque no me case con alguien de mas dinero, esto no es lo que merezco, merezco mas de lo que tengo, mira que esta casa nunca estará terminada y estas niñas que cada vez que crecen hay que comprarle ropa y zapatos y yo con estos andrajos, puaj. Veía a su marido y lo despreciaba en algunos momentos, se sentía amargada y enojada, iba con su amiga Juany quien con un ingeniero se había casado y envidiaba el decorado de su casa y lo maravilloso que platicaba su amiga sobre su marido y ella se quedaba callada, pues Don Gaspar no había estudiado, sin embargo lo que había aprendido le daba buenos ingresos y todo lo que Licha le pedía el le daba, pero Licha seguía enfadada, sus planes no habían salido como ella había pensado, le gustaba que la envidiaran y las vecinas lo hacían pues sabían que un buen hombre era Don Gaspar, sin embargo Licha seguía enojada.

El tiempo seguía corriendo, las hijas se casaron y salieron del hogar, Doña Licha mantenía su rutina, pero ahora llenaba su vida de todo aquello que siempre había deseado, zapatos, ropa, bolsas, se iba sola de vacaciones y regresaba sin un quinto y volvía a pedir a Don Gaspar mas dinero, Don Gaspar se sentía solo y abatido pues Doña Licha solo reclamos le daba, pero aun así no se quejaba pues la amaba.

Doña Licha decidió tener un amante, haber si con esa sal y picante a su vida le parecía mas divertida, Don Gaspar muy ofendido sin embargo en pelmazo estaba convertido y por las migajas de amor de su dulce Licha era capaz de aguantar tanta hipocresia. Un día Don Gaspar cansado de tantas tonterias en su vida, se regreso a casa de su señora madre, triste y abatido, con el poco honor que tenia maltrecho y el corazón mal herido, paso el tiempo y decidió volver a nacer, volver a amar, volver a vibrar, amaba a Licha, pero no iba a dejar que ella controlara su vida, sin embargo a la vuelta de la esquina la muerte le esperaba, a ese gran viejo la muerte le encontraba.

Doña Licha aun sigue en su casa de gran construcción, recibiendo dinero de sus rentas y de la pensión que Don Gaspar le dejó, aun sigue con su amante, pero ahora Doña Licha tiene que cocinar, ya no se queda sentada en el sillón, pues ahora su amante le exige atención, ahora se le ve a Doña Licha que viene de la tienda con Dos Caguamas para su nuevo amor.

De pendejas esta llena la vida y Doña Licha no es la excepción.

2 comentarios:

La flaca dijo...

donde he escuchado esta historia?....... ja!

Ángel dijo...

Cualquier parecido con la realidad, es verdad, ja.